Los faciales con sangre sobre el rostro son una terapia natural muy popular para el rejuvenecimiento facial. El ingrediente clave es el PRP, plasma rico en plaquetas, derivado de la propia sangre del paciente. Las plaquetas liberan factores de regeneración de tejidos naturales hasta siete días después del procedimiento, apoyan la producción de colágeno y la reconstrucción de la matriz dérmica. El resultado es una piel más firme y joven con una reducción notable de las líneas finas y arrugas. Los efectos más pronunciados generalmente se pueden ver 4-6 semanas después del procedimiento y las mejoras pueden durar hasta más de un año.